No sé cuántas cosas se pueden encontrar en el ojo izquierdo de una persona, pero sé, que en tus labios yo pude encontrar amor sin fin, y me hizo enloquecer. No sé cuántas rosas te habrán regalado ya, pero tengo todavía la esperanza de saber, que de todas esas rosas que te dieron ninguna fue de papel. Y te condena mi celoso corazón cuando le contás tu historia, nunca conoció la gloria en cuestiones del amor. Y sé que nunca se me va a olvidar tu voz, aunque pierda la memoria, con acercarse a la victoria se conforma un perdedor. Y te tendré que dejar escapar, sé que lo voy a lamentar, pero te digo amor, hay que saber cuándo parar. No te pongas triste corazón, que el sol no va a brillar, quedate tranquilo que va a haber tiempo para bailar. No sé cuantos ángeles te quieren ayudar, pero tengo la esperanza que ninguno va a poder desnudarte, no de cuerpo sino de alma, disfrutar ese placer. Y la verdad no sé bien a qué tengo miedo, nunca fui mucho de apostar, una corazonada me dice que es hora de pagar. Y lo peor es que estos días ando seco, no tengo un peso para dar, las lágrimas quiero guardarlas para mi juicio final. Y cuando tu cigarro se consuma sin parar, siempre mi voz vas a escuchar, y ahí te vas a decir que hay que saber cuando parar. No te pongas triste, corazón...
miércoles, 2 de diciembre de 2009
Suscribirse a:
Entradas (Atom)